Carta
abierta a Nicolás Maduro
Señor
Maduro:
Que su
incapacidad no sea motivo de terquedad.
Decido
comenzar de esta manera con el fin de hacerle abrir un mundo de posibilidades a
las que usted mismo se ha negado llámese por capricho, orgullo, ansias de
poder, negligencia o cualquier otro motivo que no va más allá de la terquedad. Soy
un ciudadano venezolano como usted dice ser y como millones podemos demostrarlo
fácilmente, cosa que usted no ha hecho.
Nací y vivo en la revolucionada pero
siempre bella San Cristóbal, ciudad en la que usted no se ha arriesgado si
quiera a convocar una concentración en su apoyo, pero que ataca sin escuchar
las peticiones del pueblo, porque al igual que su predecesor, notablemente
nunca ha sido del agrado de la mayoría en este municipio olvidado por los
“Políticos”. Las razones de dicho desagrado no serán desarrolladas en esta
misiva, ya usted bien las conoce, pero es importante hacerle saber que a pesar
del desacuerdo, lo reconocemos como la persona a quien el organismo encargado
le dio el título de Presidente de la República; y es precisamente por esa razón
que trato de llegar a usted directamente, y no a otros personajes a quienes por
rumores (Fuertes rumores, o fuertísimos e innumerables rumores mejor dicho),
deberíamos hacer llegar cualquier manifestación para que tomen decisiones en el
rumbo del país.
Allí mismo
comienza desde mi humilde punto de vista su incapacidad. Y para no pecar de
ofensivo, he decidido citar la definición de la palabra según la Real Academia
de la lengua Española:
Incapacidad.
(Del lat.
incapacĭtas, -ātis).
1. f. Falta
de capacidad para hacer, recibir o aprender algo.
2. f. Falta
de entendimiento o inteligencia.
3. f. Falta
de preparación, o de medios para realizar un acto.
4. f. Estado
transitorio o permanente de una persona que, por accidente o enfermedad, queda
mermada en su capacidad laboral.
5. f. Der.
Carencia de aptitud legal para ejecutar válidamente determinados actos, o para
ejercer determinados cargos públicos.
~ laboral.
1. f. Der.
Situación de enfermedad o de padecimiento físico o psíquico que impide a una
persona, de manera transitoria o definitiva, realizar una actividad profesional
y que normalmente da derecho a una prestación de la seguridad social.
Fuente:
http://lema.rae.es/drae/?val=incapacidad
Con el
concepto claro, continúo. Pues sus dotes demostradas en gestión abarcan ampliamente
el concepto descrito. No tiene usted la mínima capacidad para tamaño responsabilidad
que implica ser Presidente de una Nación. Como es vagamente conocido, su
experiencia en el área laboral consta de aproximadamente siete años como conductor
en la empresa Metro de Caracas, donde su gloria estuvo en formar parte del Sindicato
de trabajadores, asignación que lo hizo llegar a la directiva de la
organización, es decir, que un puesto de liderazgo para elevar la voz obrera,
fue (según usted y los que votaron por usted en el '99) suficiente mérito para
participar en el diseño del máximo instrumento legal que rige la República.
Ingenua decisión, aunque esperada, recordando que meses antes el mismo pueblo
había elegido un golpista fracasado como presidente. Sin embargo, esa misma
incapacidad, que obligatoriamente lo fue llenando de materia política, se
convirtió en su mejor bastón de ascenso a la cumbre, pues es notable que sus
únicos estudios (los marxistas), realizados en Cuba le facilitaron la cercanía
a los hermanos Castro, a quienes hoy usted idolatra abiertamente, y que han fungido
como sus mentores para suceder a Hugo Chávez porque al parecer usted sólo no
habría tenido la capacidad.
Su historia
completa no se la voy a contar, porque además de tantos capítulos oscuros que
desconocemos, tampoco creo que sea tan incapaz como para no recordarla; sería redundar
hablar de sus injerencias en Paraguay que concluyo en su calificación de persona
"Non Grata", sus negociaciones turbias con China para el fondo
multimillonario que no alcanza hoy para recuperar la economía, las compras de
armas a Rusia que han dado tanto de que hablar en materia de corrupción y miles
de casos que si bien no podemos afirmar porque sería difamar al protegido, han
sido foco de "Rumores" que empañan hasta el hastío la imagen de
demócrata justo que tanto quiere hacernos creer en sus nuevas alocuciones
obligadas, que por cierto, muy pocos ven porque la mayoría estamos en la calle
protestando. Ni hablar de la FANB, que se ha doblegado humillando la otrora
respetable institución castrense ante un simple partido político, y que por
ende usted no es capaz de dirigir como comandante en jefe porque ya lo hacen
los dirigentes del partido.
Qué
vergüenza siento de tener un mandatario que en lugar de demostrar al oponente
la transparencia de su victoria
electoral, se mofa de los que disentimos para desviar la atención de los que
queremos que se cuenten los votos, de los que queremos elecciones manuales
porque no confiamos en la señora Lucena que luce sin pudor el brazalete del 4F,
de los que pedimos ver y autentificar su acta de nacimiento, y eso Sr. Maduro demuestra
según el punto tres del concepto, que usted no tiene la capacidad para demostrar
su legitimidad. Muy diferente a la "Legalidad" de la que goza, pues
la ley en este país es una bola de plastilina con la que juegan en Cuba, pero
la legitimidad se la da la confianza que no ha podido ganarse y que difícilmente
alcanzará mientras siga actuando como un dictadorzuelo de cuarta.
Por el hecho
de haber estado estos quince años adversando las decisiones y políticas del régimen
al que usted pertenece, he llegado a pensar en momentos que es probable que yo
no esté en lo correcto, pero basta ver cinco minutos de su mal léxico
atiborrado de frases recién estudiadas, o sus bailes de salsa en cadena
nacional mientras sus bandas criminales llenan de sangre las calles de
Venezuela, o simplemente salir a la calle y ver el estado de las vías
terrestres, de los hospitales, de las escuelas, los anaqueles vacíos, el éxodo
de valioso talento humano, la sobrecargada página de sucesos en los diarios, entre
miles de flagelos más que usted no ha sido capaz de eliminar desde el poder.
Sr. Maduro,
su incapacidad es tal, que con el precio del barril de petróleo y las reservas que
tiene nuestro país, es para que los negocios con otros países se hicieran en Bolívares,
pero bien sabemos que el único Bolívar fuerte que ha existido, murió hace más
de ciento ochenta años y tristemente ha sido utilizado, y hasta sus restos profanados
por simple capricho de uno de sus tantos amos.
No puedo dejar de señalarlo por
la persecución y encarcelamiento de disidentes, que demuestra su incapacidad de
enfrentarlos en el terreno público, en un debate de altura ante medios libres y
democráticos, porque eso sería sacarlo de su terreno totalitario y nuevamente
su incapacidad de superarlos lo dejaría en evidencia. Ahí está nuestro Alcalde
Daniel Ceballos, preso por levantar su voz, que es la voz de más de las dos terceras
partes de los sancristobalenses, pero usted no tiene la capacidad de entender
el significado de una victoria electoral propia, visto en como muestra con orgullo
donde el expresidente muerto ruega a la gente que le de su voto, y a pesar de
ello, y de recurrir a las trampas del voto asistido y otras que no podemos
afirmar, apenas le alcanzo para ganar mediocremente con un cincuenta por
ciento.
Me
gustaría creer que tiene la capacidad de entender que un padre hablando de comida
no llena la barriga de sus hijos, ni un empresario hablando de productividad
mejora la vida del obrero, o un Presidente hablando de paz no detiene las
muertes por falta de ella, son las acciones las que logran los cambios. Tampoco pretendo
hacerlo entrar en razón con esta carta, porque con la debacle económica, social
y política que vivimos, el hecho de escucharlo decir que todo está bien, habla
de su falta de razón, y de capacidad. Lo que pretendo es hacerle llegar mi
sentimiento que aunque sé es compartido por muchos, para un gobernante debería
ser motivo de preocupación que al menos uno de los ciudadanos no reconozca su
gestión por sus incitaciones a violar los derechos fundamentales de la
población, por disfrutar la lucha a muerte del pueblo con sus propios
familiares, por hacerse la vista gorda ante esta brutal carnicería que se vive
en las calles. Tiene usted todavía la oportunidad de recapacitar y reivindicarse
ante la historia, transparentando las manchas dejadas por su régimen permitiendo
una investigación a todos los hechos de corrupción y pagando con justicia sincera
lo que se dicte, o si bien prefiere, siga usted tomando las decisiones que crea
convenientes, o peor aún, cumpla las órdenes de otros entes de los que no se
sienta capaz de contradecir, que la propia historia y la justicia divina se
encargarán de devolver la verdadera paz a Venezuela.
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