Pobre patria, la han deshonrado,
insultado, saqueado y por demás utilizado por tantos años, y por tantos hijos
propios que ya confunde un dolor con el otro. El populismo del siglo XXI descubrió
que tocando la fibra nacionalista del ciudadano también ayudaba a sumar votos
en sus procesos electorales, al ridículo extremo de instaurar lo que parece más
un grito de guerra que una canción, como estandarte político de un gobierno que
se basa en ese tipo de retórica para poder disimular (inútilmente en la mayoría
de los casos) el gran fracaso de su gestión.
La
patria, entre sus últimas vejaciones, ha sido conceptualizada como un grupo de
funcionarios gubernamentales perseguidos por la justicia internacional por
violaciones de derechos humanos, o la más reciente y por bastante la peor, como
un ser lleno de odio, maldad, dinero, poder, señalado por narcotráfico, corrupción,
y lavado de dinero entre otros. Así es, cuando dicen claramente que el supuesto
“ataque” contra los funcionarios sancionados por Estados Unidos, o contra Diosdado
Cabello es un ataque contra la patria, la están poniendo a la altura de dichos
personajes, limitándola a ser ellos frente a tantos ojos inocentemente crédulos
y frente a otros millones que nos duele que se le hagan tan bajas comparaciones
a nuestra querida patria.
Si
se busca en un diccionario el concepto de patria, de seguro encontraremos
cortas descripciones de un lugar de nacimiento, o de relación afectiva con el
individuo, pero con lo que hemos vivido los venezolanos, cada uno de nosotros podría
describirla con versos, canciones, con un profundo suspiro, con un concepto
elaborado, o incluso con un discurso notablemente lleno de retórica, y todos tendríamos
algo de razón en cada una de dichas explicaciones.
Para
algunos, el concepto de patria es tan amplio como el futuro de la juventud que
ama la tierra venezolana y cada uno de sus dolientes, es el matiz de colores y
olores que se despliegan desde las playas más cálidas y cristalinas del
planeta, hasta la punta del pico Bolívar donde sus conquistadores
inevitablemente quedan sin aliento no solo por el escaso oxigeno sino por la
maravilla que este les muestra; la patria es también el temblor que sienten en
el pecho los millones de venezolanos que escuchan el alma llanera en otras
latitudes, pero también lo es tristemente la rutina del trabajador que madruga
para hacer una cola con el mediocre propósito de comprar alimentos insuficientes
para sus hijos. Yo me atrevo a decir que es todo eso y más, que la patria es
ese sentimiento que nos hace querer superarnos a nosotros mismos cada día, convirtiéndonos
en nuestra mejor versión con el fin de fortalecer el eslabón que
representamos en el crecimiento del país que amamos. Y eso me lleva entonces a
asegurar que la patria es también de manera indiscutible Leopoldo López, Daniel
Ceballos, Raúl Baduel, Alexander Tirado, y las decenas de presos políticos y
demás valientes que hoy están en tan digna protesta que es una huelga de
hambre, por querer un país donde se aplique la justicia y que representan la
voz de tantos venezolanos que anhelamos lo mismo.
Pero
lo cierto es que quienes son la cabeza del estado, tienen tan burdo y pobre
concepto de la patria que lo limitan a los ya mencionados flagelos de un
proyecto político basado en las ansias de poder; y la patria, por su naturaleza
subjetiva e incansablemente noble no ha podido defenderse a estos brutales
ataques, siendo esta la razón por la que todas sus caras hoy se están muriendo.
Se está muriendo el sueño de tantos jóvenes sin futuro por no poder desempeñarse
laboralmente en su país que ya no estimula la producción, se está muriendo la
libertad de viajar por la belleza de los parajes venezolanos por el abandono
estadal a las vías de comunicación, se está muriendo la mirada del extranjero a
nuestras bellezas por la enorme inseguridad, se está muriendo el tiempo de diversión
de los niños venezolanos entre colas con sus padres por cualquier cosa, se está
muriendo el crecimiento de los futuros profesionales por falta de inversión gubernamental
en educación, se están muriendo tantos conceptos de patria como venezolanos a
tiros en nuestras calles, se están muriendo nuestros líderes disidentes por
levantar su voz, y quienes gritan más fuerte las consignas de patria son los
morbosos que disfrutan de estas muertes.
Somos
muchos quienes hemos participado en la difícil tarea de mantener viva la
patria, la verdadera, o mejor dicho, por mantener vivo nuestro concepto de
patria para evitar que hasta eso nos impongan. Los venezolanos de buena
voluntad nos hemos manifestado en las calles de la manera más pacifica
exigiendo en innumerables ocasiones, el fin de un régimen visiblemente
antipatriota, que persigue disidentes mientras entrega el país a nuevos
tenientes por dinero, como es el caso de los oscuros negocios con la República
popular China, o con la gigante Rusia, entre otros.
El
llamado es ahora y una vez más a la comunidad internacional, para que se
levante del sillón y ayude a poner fin a tan aberrante camino en que ha puesto
el gobierno venezolano a la patria. No será de ayuda una palabra de aliento por
el supuesto negado de la muerte de alguno de nuestros valientes que hoy están en
huelga de hambre, si no hicieron algo por evitarlo. El momento es hoy, es
ahora, porque no es solo Leopoldo o Daniel, les recuerdo que son cerca de 200 mil
víctimas de muertes violentas durante el mal llamado socialismo del siglo XXI,
y en este particular, los que hoy están en protesta solo tienen un petitorio
lleno de justicia que el régimen no es capaz de cumplir.
No
esperen más. La patria se nos muere.