En el editorial de mi estimado Laureano Márquez de la
semana pasada, se hacía mención a los “Saltos de talanquera” más famosos en la
historia política mundial, y cómo ésta jugada casi formaba parte de la idiosincrasia
del venezolano. Viene el término a colación en vista de los últimos eventos
suscitados en el diario escenario político de las próximas elecciones
presidenciales, donde hemos observado personajes que han expresado públicamente
su simpatía al proyecto del Candidato Henrique Capriles en varias
oportunidades, y que por una u otra razón dejan de hacerlo, o incluso pasan a
apoyar al Candidato Chávez (como si sufrieran un cambio de ideología en su
interior).
Causa curiosidad las razones por las que sufren estos
cambios internos, y no, no voy a desprestigiar la carrera política o parlamentaria
de alguno suponiendo un eventual soborno o “Compra de consciencia”; como dicen
en la jerga popular: Allá ellos! Lo que se me hace necesario es comparar el
escenario de los dos bandos respecto a este tema. En el bando rojo presumen de
la pérdida de apoyo que está teniendo Henrique Capriles debido a estas tres
personas que realizaron un “salto de talanquera escandaloso”; y en el bando
tricolor celebran que millones de venezolanos, entre ellos empleados públicos,
anteriores seguidores del régimen, y hasta los eternos abstencionistas (todos
autores de saltos de talanquera silenciosos), les estén brindando su apoyo
actualmente, ya que ven el cambio como la única salida pacífica hacia el
progreso. Es más, no podrían asegurar los mismos rojos que los tres individuos
víctimas del extraño trastorno, no vayan a dar su voto a Capriles, tan es así, que
el Sr. Escarrá ha declarado que sigue siendo opositor pero independiente, así
que su intención de voto podría estar inclinándose incluso por María Bolívar,
no lo sabemos.
De allí, es importante destacar que el voto de cada
individuo tiene el mismo valor electoral, es decir, el voto del actual
Presidente de la República vale exactamente igual que el del próximo Presidente
de la República, o el voto de un Parlamentario vale igual que el de cualquier
ciudadano, o sea, vale una sola UNIDAD de voto. Por otro lado, está el hecho de
que los saltos de talanquera arrastren votos tras de sí, y sería oportuno
evaluar cuan efectivos podrían haber resultado estos saltos de talanquera
escandalosos en términos de multitudes. Es así como saltan algunas preguntas
para apreciar ésta efectividad de la que hablamos:
Han cambiado estos tres individuos con sus declaraciones
la intención de voto de muchos electores?
Cuentan ellos con la aceptación y confianza en el
electorado como para arrastrar los votos hacia otro bando?
Ellos mismos se han pronunciado proselitistamente
hacia el bando rojo?
Aunque son muy subjetivas, yo respondería que no al
trío de preguntas, sin embargo, es sólo mi opinión, ya que son actores
políticos que van y vienen según diferentes momentos o escenarios, sin
descartar un posible intercambio de intereses. Ahora bien, tenemos de igual
manera los mencionados saltos de talanquera silenciosos y se hacen válidas las
mismas preguntas:
Han cambiado estos individuos con sus manifestaciones
la intención de voto de muchos electores? Para estos casos, de seguro convencen
pocos electores, pero son muchos los que están en esta situación y la suma de
ellos hacen la multitud, por eso, sí!.
Cuentan ellos con la aceptación y confianza en el
electorado como para arrastrar los votos hacia otro bando? Dijimos que son el
ciudadano de a pie, que no han sido ensuciados por el tema político, sino
víctimas de él, por tanto, sí!
Ellos mismos se han pronunciado proselitistamente
hacia el bando tricolor? Hay incluso una publicidad de Capriles donde un joven
admitió haber sido activista del régimen y hasta cursó estudios en Cuba, pero
ahora está con el cambio, por haber comprobado el engaño al que ha sido
sometido todos estos años, es decir, sí!
No es de extrañar la actitud del lado del régimen,
escandalizando aún más estos saltos de talanquera, con el fin de buscar votos
(que bastante están necesitando), y para ensombrecer los escándalos que no les
convienen, como por ejemplo el caso Aponte Aponte, que por sí sólo tiene más tela
que vestido de reina para cortar, o el caso de la Refinería de Amuay, o el
colapso de la infraestructura vial, en fin, tantos miles de temas que al
mandatario de preaviso no le conviene que resalten.
Para analizar el asunto con objetividad, debemos
desligarnos del ojo político, ya que bien sabemos cuán sucia es la política y
que tan bajo pueden caer sus actores por sus intereses. Por esto recomiendo no
darle más protagonismo al tema (siento que ésta nota dedicada a ello ya es suficiente),
y enfocar las críticas y la decisión de voto hacia rumbos más ecuánimes, como
trayectoria, preparación, experiencia, respeto y sentido gerencial de los
contendientes, ya que en las condiciones que se encuentra nuestro País, ya no
necesitamos un líder, sino un Gerente.
Para concluir, es importante recordar que estos
personajes serán protagonistas de un cuento corto y vendrán otros a sustituirlos
mientras se acerca el tan esperado día de las elecciones, día en que veremos
muchos más quitándose la camisita roja y “saltando la talanquera”, y otros colocándose
un disfraz y saltando la frontera, que por cierto, así como estamos orgullosos
de tener la más activa de Latinoamérica, deberíamos avergonzarnos de tener igualmente
la talanquera más activa de Latinoamérica.