sábado, 6 de octubre de 2012

Vota inteligentemente!


La radicalización del pensamiento, debido al discurso divisor del actual mandatario nacional, deriva en una falta de cultura electoral que estimula la mediocridad a la hora de decidir. Veía por televisión a los candidatos a la  presidencia de Estados Unidos en su primer debate, y aunque difieren en temas cotidianos como el plan de inversión en educación o la generación de empleos para la clase media, entre otros, impresiona ver como el respeto es el principal actor en la contienda, respeto de lenguaje y de gestos, respeto hacia el moderador y al público, respeto a la población que apoya a las dos opciones, en fin, respeto a su País.
            Muchos cerrarán su mente ante esta reflexión porque la comparación la estoy haciendo con el que algunos mal llaman “Imperio”, pero pecarían de ignorantes si desconocen que esa práctica del debate respetuoso entre candidatos a la Presidencia se lleva a cabo en la gran mayoría de los Países democráticos (Incluyendo Latinoamérica). Aún peor, cuando evaluamos las razones por las que no se da este debate en Venezuela, encontramos que uno de los candidatos simplemente no quiere hacerlo, porque se siente superior al rival (o es lo que quiere hacer creer a sus seguidores). Sea como sea, está evitando la discusión de problemas reales, para enfocar la campaña en populismo, amenazas e insultos. Lo cierto es que tenemos 14 años comiendo de ese plato y ya nos repugna.
            A pesar de la evidente cobardía por parte de quien no quiere debatir, hay un gran número de venezolanos que caen en el juego de las amenazas. Lo más común que encontramos a nuestro alrededor entre quienes estarían dispuestos a darle el voto a lo mismo que venimos viviendo desde hace década y media, es el caso del empleado público que no quiere perder su puesto de trabajo, que inconscientemente actúa con egoísmo personalista, pues su decisión de apoyar la estadía del gobierno actual, teóricamente lo mantendría en su trabajo, sin importar qué pase en su entorno, la economía en declive, inseguridad desbordada en las calles, corrupción desbocada y por supuesto, muchos otros millones de venezolanos desempleados, entre tantos flagelos más que nos afectan.
            Si dejamos a un lado este egoísmo, y pensamos en una Venezuela donde todos seamos productivos, donde haya empleo, bienestar social, capacidad adquisitiva, etc., entonces todos tendremos una mejor calidad de vida. Si tu duda es la incertidumbre de quedar sin empleo, te digo que cambiando a Venezuela hacia el progreso, no sólo mantendrás tu empleo, sino que se generarán millones de empleos más para tus familiares, amigos y vecinos que no tienen uno, que lo que estás percibiendo económicamente te alcanzará para vivir mejor, que los únicos desempleados serán el Presidente saliente y los ministros (Pero ellos están dispuestos a sacrificar todo por el pueblo así que no debemos preocuparnos), que debido al mejor manejo de los recursos del estado utilizaremos el Petróleo como palanca para el desarrollo productivo de tantos sectores potenciales que tenemos en nuestra patria, es decir, que dándole una oportunidad al progreso, estamos dejando atrás un estado paternalista que nos convierte en conformistas por lo que nos da, por un estado donde nuestro esfuerzo por el trabajo nos lleve tan alto como sean nuestras metas y ambiciones.
            Venezuela tiene tanto por dar, que muchos de nosotros no conocemos su potencial, existen Países en el mundo que son ejemplos a seguir en cuanto a economía, sociedad y desarrollo, pero no son mencionados en nuestra tierra porque estamos sumidos en un discurso constante que nos habla sólo de patria y socialismo, pero que ni desarrolla a fondo dichos conceptos, ni permite que avizoremos opciones diferentes. Suiza por ejemplo, tiene un PIB per cápita cuatro veces mayor al de Venezuela (Aún cuando éste es calculado con el precio del Dólar regulado), el de Dinamarca y Suecia es más del doble del de nuestro País, y estos países no tienen la fertilidad de la tierra, ni los minerales, ni el Petróleo que tiene Venezuela, mucho menos la posición geográfica ideal para comercio entre continentes. Nosotros tenemos todo esto y más, y aun así somos pobres. De allí la frase coloquial “La pobreza es psicológica”.
            Se ha hecho parte de nuestra cultura, el considerar normal el robo de dinero por parte de personajes que estén en el gobierno, usualmente utilizamos frases como “Eso se ha hecho toda la vida”, “Ojala este no robe tanto”, o “Él roba pero también deja para los demás”. Si analizamos estas frases a fondo, sería lo más absurdo y mediocre que podría salir de nuestras bocas; un gobierno es un ente público, es decir, un empleado nuestro, colocado allí con el fin de administrar los bienes y el dinero del estado para generar bienestar a quienes allí habitamos, el gobierno está lejos de ser el dueño de la riqueza del País, a quien debemos pedir y ser agradecidos por lo poco que nos dé. Abramos nuestros ojos y levantemos nuestras voces, que la manera de ser escuchados es a través del voto. Necesitamos un administrador de recursos que esté consciente de su condición de servidor público, que no se crea indispensable y que no esté buscando perpetuarse en el puesto, pues somos cerca de treinta millones de habitantes capaces de administrar recursos, tenemos que hacerlo a diario en nuestro hogar, así que basta de populismo y seamos inteligentes al momento de elegir a alguien que tome las decisiones correctas para poner a producir nuestro País. Basta de creer que la patria que Bolívar quería era de miseria y de discordia, basta de comprar amigos para alimentar la fantasía de atacar al supuesto Imperio que quiere adueñarse del mundo, basta de odiar al que tiene dinero, basta de excluir a profesionales valiosos por pensar diferente, basta de comparar con los gobiernos del pasado a alguien que era un estudiante cuando se cometieron estos errores. Sé que el gobierno ha aceptado haber cometido errores y es normal hasta cierto punto cometerlos, pero debemos permitir que los siga cometiendo?. Merecemos algo mejor.
Si bien está claro cuál será mi decisión al momento de votar, mi llamado no es para votar por uno de los candidatos, mi llamado es para votar inteligentemente, evaluando el resumen curricular de cada uno de ellos, pues será nuestro empleado por los próximos seis años. Mi llamado es a la paz y a la concordia entre compatriotas. Seguro estoy que tomaremos la decisión correcta, porque los buenos somos más! Dios Bendiga a Venezuela!

lunes, 1 de octubre de 2012

El cambio como objetivo histórico


A 5 días de la elección presidencial más importante de mi vida como votante, pues es la primera donde Chávez es quien está del lado negativo de las probabilidades, siento una enorme necesidad de expresar a mis amigos, familiares y demás compatriotas de todas las tendencias políticas, la suma de emociones al ver que tenemos una verdadera posibilidad de cambio, no por el hecho de ganar una contienda, una competencia; sino por avizorar que es en realidad posible lograr en el corto plazo y por la vía democrática, tener un gobierno que en realidad dé posibilidades de cambio a nosotros los venezolanos.
Fíjense que la palabra clave es "Cambio"; y es que cuando el candidato Chávez, lo fue por primera vez en 1998, él representaba eso, el cambio, sin embargo, hoy en día es la mera representación de "Lo mismo", porque cuando hablamos de 14 años son casi 3 períodos Presidenciales según la Constitución del 61, y sus promesas electorales son una recopilación de temas con los que no ha podido en este largo período de tiempo, que sumadas a la proliferación de insultos e improperios descalificativos a su retador, que con tanto honor, valentía, y experiencia ha demostrado ser un servidor público digno, respetuoso, líder, y por sobre todo Capaz, lo están llevando directo al abismo. De allí, que el Presidente saliente intente desesperadamente (e infructuosamente), comparar al joven de 40 años con los gobernantes previos a su gestión, ya que es de su pleno conocimiento que la gente pide a gritos ese cambio que él no está en capacidad de ofrecer y que indudablemente Henrique Capriles ha demostrado a Venezuela que va a lograr, y lo ha demostrado con hechos, con una trayectoria política impecable como Diputado, Alcalde y Gobernador (Cosa que no ha logrado candidato alguno en la historia de Venezuela), aunado a su preparación académica en leyes y administración, una ideología de centro-izquierda que promueve el Desarrollo económico como base para la inversión social, y una confianza en sí mismo que tiene al candidato rojo, rojito.
Ahora bien, por qué tantos venezolanos queremos un cambio? El gobierno actual se ha autoproclamado el gobierno de los pobres, aun así, sabemos que en algún otro País en el que los indicadores de pobreza sean calculados con un salario dolarizado, en un mercado donde las divisas son controladas por el ejecutivo, y su demanda es superior a la oferta en el mercado monopolizado por ellos, ya que se importa alrededor del 80% de lo que se consume, esto provoca una necesidad de divisas que eleva su valor real, beneficiando sólo al negociante que tiene acceso a ellas para mercadearlas. Ese precio que se paga por la divisa, sería la verdadera base para el cálculo del salario y demás indicadores de pobreza. Entonces surge la pregunta: “Suponiendo” un precio del dólar 3 veces mayor al estipulado por el gobierno, seguiríamos teniendo el mejor salario mínimo de Latinoamérica? Por supuesto que no, y este “supuesto” precio del dólar, generaría un colapso de la economía (y muchas otras consecuencias negativas), que impulsaría obligatoriamente a querer un cambio.
El cambio que requiere Venezuela no es sólo de Presidente, pero es necesario un líder que limpie la corruptela desbocada presente en los encargados de los poderes, instituciones, organismos gubernamentales, y empresas de producción social que están actualmente en manos del estado. Para poder entender la calamidad en las gestiones de estos entes, sólo existen dos opciones, que el gobierno sea cómplice de las malversaciones que derivan en los fracasos del ente, o que los sistemas de control del ejecutivo sobre todos ellos han fracasado rotundamente. Cualquiera de los dos casos, es muestra de la incapacidad que tiene el actual gobierno de responderle al pueblo por lo que le pertenece.
No nos podemos desprender de nuestra responsabilidad para con el cambio, y es que gran parte de la población está inmersa en esa utopía de “El gobiernos nos tiene que dar esto y aquello”, cuando en realidad lo único que nos debe dar el gobierno son Oportunidades, ya que al celebrar la formación de un estado paternalista, estamos dando pie al centralismo, al control institucional, al poder absoluto, y por ende, a vivir como una sola persona cree que es la manera correcta.
Es así como invito a que seamos participes de nuestro propio cambio, a que una vez instalado el nuevo gobierno, seamos críticos (buenos y sanos críticos), a aplaudir la delegación de deberes y la descentralización de poderes, para que de esta manera, la diversidad de pensamientos nos brinden mayor numero de Oportunidades. Todos tenemos cabida en un modelo donde no exista el poder absoluto, si tienes la ambición y la capacidad para ser empresario, tendrás un gobierno que respaldará tu inversión y que cuidará el bienestar de tus empleados con la legislación; si quieres obrar como servidor público, acércate al ente y oferta tus cualidades, que de seguro serás tomado en cuenta; si quieres ser académico, prepárate y demuestra tus conocimientos; si te gusta el campo y quieres producir en él, mereces tierra como patrimonio sin miedo a perderla. Si estás incrédulo a que todo esto sea posible así de fácil, es porque no es posible en el modelo actual, de allí la necesidad del cambio.
Entonces, cuando vemos por todo el mundo economías y sociedades crecientes con menos recursos de los que disponemos en Venezuela, debemos preguntarnos: Merece el gobierno seis años más para que se concrete el cambio que no se ha logrado en década y media? No, es hora de cambiar, vamos a darnos una nueva Oportunidad!

martes, 18 de septiembre de 2012

La talanquera más activa de Latinoamérica


En el editorial de mi estimado Laureano Márquez de la semana pasada, se hacía mención a los “Saltos de talanquera” más famosos en la historia política mundial, y cómo ésta jugada casi formaba parte de la idiosincrasia del venezolano. Viene el término a colación en vista de los últimos eventos suscitados en el diario escenario político de las próximas elecciones presidenciales, donde hemos observado personajes que han expresado públicamente su simpatía al proyecto del Candidato Henrique Capriles en varias oportunidades, y que por una u otra razón dejan de hacerlo, o incluso pasan a apoyar al Candidato Chávez (como si sufrieran un cambio de ideología en su interior).
Causa curiosidad las razones por las que sufren estos cambios internos, y no, no voy a desprestigiar la carrera política o parlamentaria de alguno suponiendo un eventual soborno o “Compra de consciencia”; como dicen en la jerga popular: Allá ellos! Lo que se me hace necesario es comparar el escenario de los dos bandos respecto a este tema. En el bando rojo presumen de la pérdida de apoyo que está teniendo Henrique Capriles debido a estas tres personas que realizaron un “salto de talanquera escandaloso”; y en el bando tricolor celebran que millones de venezolanos, entre ellos empleados públicos, anteriores seguidores del régimen, y hasta los eternos abstencionistas (todos autores de saltos de talanquera silenciosos), les estén brindando su apoyo actualmente, ya que ven el cambio como la única salida pacífica hacia el progreso. Es más, no podrían asegurar los mismos rojos que los tres individuos víctimas del extraño trastorno, no vayan a dar su voto a Capriles, tan es así, que el Sr. Escarrá ha declarado que sigue siendo opositor pero independiente, así que su intención de voto podría estar inclinándose incluso por María Bolívar, no lo sabemos.
De allí, es importante destacar que el voto de cada individuo tiene el mismo valor electoral, es decir, el voto del actual Presidente de la República vale exactamente igual que el del próximo Presidente de la República, o el voto de un Parlamentario vale igual que el de cualquier ciudadano, o sea, vale una sola UNIDAD de voto. Por otro lado, está el hecho de que los saltos de talanquera arrastren votos tras de sí, y sería oportuno evaluar cuan efectivos podrían haber resultado estos saltos de talanquera escandalosos en términos de multitudes. Es así como saltan algunas preguntas para apreciar ésta efectividad de la que hablamos:
Han cambiado estos tres individuos con sus declaraciones la intención de voto de muchos electores?
Cuentan ellos con la aceptación y confianza en el electorado como para arrastrar los votos hacia otro bando?
Ellos mismos se han pronunciado proselitistamente hacia el bando rojo?
Aunque son muy subjetivas, yo respondería que no al trío de preguntas, sin embargo, es sólo mi opinión, ya que son actores políticos que van y vienen según diferentes momentos o escenarios, sin descartar un posible intercambio de intereses. Ahora bien, tenemos de igual manera los mencionados saltos de talanquera silenciosos y se hacen válidas las mismas preguntas:
Han cambiado estos individuos con sus manifestaciones la intención de voto de muchos electores? Para estos casos, de seguro convencen pocos electores, pero son muchos los que están en esta situación y la suma de ellos hacen la multitud, por eso, sí!.
Cuentan ellos con la aceptación y confianza en el electorado como para arrastrar los votos hacia otro bando? Dijimos que son el ciudadano de a pie, que no han sido ensuciados por el tema político, sino víctimas de él, por tanto, sí!
Ellos mismos se han pronunciado proselitistamente hacia el bando tricolor? Hay incluso una publicidad de Capriles donde un joven admitió haber sido activista del régimen y hasta cursó estudios en Cuba, pero ahora está con el cambio, por haber comprobado el engaño al que ha sido sometido todos estos años, es decir, sí!
No es de extrañar la actitud del lado del régimen, escandalizando aún más estos saltos de talanquera, con el fin de buscar votos (que bastante están necesitando), y para ensombrecer los escándalos que no les convienen, como por ejemplo el caso Aponte Aponte, que por sí sólo tiene más tela que vestido de reina para cortar, o el caso de la Refinería de Amuay, o el colapso de la infraestructura vial, en fin, tantos miles de temas que al mandatario de preaviso no le conviene que resalten.
Para analizar el asunto con objetividad, debemos desligarnos del ojo político, ya que bien sabemos cuán sucia es la política y que tan bajo pueden caer sus actores por sus intereses. Por esto recomiendo no darle más protagonismo al tema (siento que ésta nota dedicada a ello ya es suficiente), y enfocar las críticas y la decisión de voto hacia rumbos más ecuánimes, como trayectoria, preparación, experiencia, respeto y sentido gerencial de los contendientes, ya que en las condiciones que se encuentra nuestro País, ya no necesitamos un líder, sino un Gerente.
Para concluir, es importante recordar que estos personajes serán protagonistas de un cuento corto y vendrán otros a sustituirlos mientras se acerca el tan esperado día de las elecciones, día en que veremos muchos más quitándose la camisita roja y “saltando la talanquera”, y otros colocándose un disfraz y saltando la frontera, que por cierto, así como estamos orgullosos de tener la más activa de Latinoamérica, deberíamos avergonzarnos de tener igualmente la talanquera más activa de Latinoamérica.

jueves, 13 de septiembre de 2012

El País llamado "Hogar"


En estos tiempos electorales, se observa como la duda y la indecisión se adueñan de muchos electores, que no tienen una tendencia política definida, no son partidarios de ningún candidato en particular, y/o sienten que las decisiones políticas no les afectan directamente. Para éstas personas, resulta difícil compartir los puntos de vista radicales de las diferentes partes de la contienda. De allí, surge la famosa abstención y la desconfianza hacia las recomendaciones de quienes sí tienen definida su intención de voto. De esta manera, es necesario plantear escenarios objetivos para que ellos tomen sus propias decisiones, ya que al final, la decisión electoral sí les afecta directamente. Para esto, se me hace oportuno recordar las miles de veces que los políticos (de todos los bandos), mencionan que los venezolanos somos una familia, por lo tanto, es pertinente transpolar la situación país al hogar. Me refiero a que imaginemos al gobierno que queremos, como la situación global que queremos en nuestro propio hogar: Pensemos por un momento que nuestra casa es el país, y los que allí habitamos obviamente seríamos la población. De ésta manera, tenemos nuestro espacio físico donde se deben generar reglas de convivencia, métodos de economía para subsistir, modelos de autoridad, etc.
Quién debe gobernar la casa? Comúnmente sería el Padre o la Madre, que de acuerdo al respeto obtenido tanto por su autoridad como por sus métodos (Cariño para su esposa e hijos, buen manejo de la economía del hogar, etc.), puede exigir comportamientos específicos y la disciplina necesaria para que la familia lleve un rumbo ideal.  Las normas de la casa serían la relación con la Constitución y las leyes en el caso País, todos tienen derecho a trabajar, a opinar, a la alimentación, salud, bienestar (Cama, baño, servicios de agua, luz, teléfono, etc.), asimismo, tienen el deber de trabajar para dar aportes económicos que se inviertan en las reparaciones de la casa, realizar las compras de alimento, pagar servicios, realizar actividades sociales como salir a cine, al teatro, a reuniones, y del dinero restante, diversificar la economía del hogar invirtiendo en negocios familiares para mayores ingresos, cambiar la casa por una mejor, adquirir nuevos bienes como vehículos, inmuebles, realizar viajes, es decir, mejorar la calidad de vida. En el caso de los hijos menores, que no tienen edad para trabajar, deben estudiar y prepararse según lo que quieran para su futuro, cuando deberán realizar los aportes necesarios y desarrollar a su vez una independencia económica para formar una nueva familia, no es recomendable tampoco imponerles a los hijos lo que deben estudiar, pues la historia ha demostrado que terminan fracasados y frustrados.
Es muy importante y evidente querer un papá que promueva la unión entre los miembros de la familia, las buenas relaciones entre sí, con el fin de llevar una vida sana. Esto se logra realizando actividades juntos, escuchando a cada uno de los miembros de la familia y profesando amor.
Es así como analizando el escenario actual, según mi humilde punto de vista, vemos en el País llamado “Hogar” a un papá que elimina la opción de trabajo de los miembros de la familia, obligándolos a trabajar para él, a vestir como él quiere y exigiendo una idolatría a sí mismo. Un papá que desconoce a los hijos que no piensan igual que él, insultándolos y castigándolos severamente por pensar diferente. Un papá que utiliza el dinero aportado por todos los miembros de la familia para regalar carros a la vecina viuda, apartamentos al vecino borracho, y regalando las propias frutas del patio de la casa al vecino que le da consejos sobre el manejo de la familia (Aún cuando contradictoriamente éste tiene un hogar destruido y miserable). Todo esto sucede, mientras la familia tiene hijos sin estudio y sin trabajo, su casa tiene averías en las tuberías, fallas en el suministro de comida, paredes agrietadas, cables eléctricos comidos por los roedores, etc.
La cosa no termina allí, este papá ha empeñado gran parte de las frutas del patio de la casa, incluso comprometiendo la producción de sus árboles hasta dentro de 30 años, a cambio de dinero rápido para comprar jugos de fruta preparados por los vecinos, costear regalos para agradar a otros vecinos, atender emergencias de salud que se han presentado en la familia por no tener un seguro médico, e invertir en su imagen como el mejor papá de la cuadra, la otra parte de las frutas, está dejando de venderlas al vecino de la esquina que tiene buena capacidad de pago y no debe invertir tanto para despachárselas, por vendérselas a otro cliente en otra ciudad, aun cuando los costos por flete se le incrementen, todo por la envidia que le tiene al vecino de la esquina por tener una casa bonita; tan bonita es la casa de dicho vecino, que hasta los hijos del papá autoritario gustan de ir a jugar allí siempre que tienen oportunidad.
Se pueden derivar muchos análisis en este contexto, sin embargo invito a que imaginemos esta situación en cada uno de nosotros y concluyamos en nuestro interior la situación que más conviene a nuestro hogar, para luego tomar ese pensamiento y evaluar cual de los candidatos a gobernantes de nuestro hogar llamado Venezuela, nos ofrece esa paz, esa armonía y esa calidad de vida que tanto deseamos. Es nuestro deber Votar por él!
Nuevamente según mi punto de vista, el actual papá lo único que está logrando, es que venga otro papá y se adueñe de su esposa e hijos.