A pesar de la pérdida en nuestra capacidad de asombro,
ver el patriotismo actual del ocupante de Miraflores por el tema del Esequibo genera
entre otras cosas eso, asombro, más aun al saber que el mismo personaje fue
canciller de la República (sin méritos obviamente) por más de 6 años, tiempo durante
el cual no se le escuchó al menos pronunciar el nombre de dicho territorio. Lo
mencionado dista de las intenciones manifestadas por diversos personajes de la
vida política de nuestro país, pero que no comulgan con la ideología
destructiva llamada chavismo, tal es el caso de María Corina Machado, quien en
diferentes ocasiones intentó llevar el tema al hemiciclo de la Asamblea
Nacional, siendo ignorada y por siempre tildada de antipatriota. Sería entonces
oportuno preguntar, ¿qué es para ellos el patriotismo?
Para los que recibimos educación primaria sin
adoctrinamiento, conocimos ese territorio en los libros de historia como el “Territorio
en reclamación”, dibujado siempre en los mapas con franjas y nunca sido tomado
en cuenta para las actividades administrativas o sociales de la nación, de
hecho, la última acción gubernamental (pública) acerca de dicho territorio
parece ser el tratado de Ginebra de 1966, que mantiene la disputa de manera
diplomática con árbitros de las naciones unidas, sin embargo, el estado ha sido
conocedor de las decisiones de Guyana de intervenir administrativamente el
territorio desde décadas atrás, con el agravante actual de la concesión a la
petrolera Exxon Mobil para realizar labores de exploración en aguas del
territorio en disputa, lo que inevitablemente generó la alerta que tiene en la
palestra la verborrea gubernamental sobre el hecho.
Y es que es irónico decir que loro viejo no
aprende a hablar, pero en esta materia (y en la mayoría), es lo único que hacen
los representantes del gobierno, hablar, señalar y lo que mejor saben hacer,
escurrir el bulto, pues a sabiendas que para disolver protestas estudiantiles
utilizan el ejército, tanquetas antimotines, grupos paramilitares criollos y
extranjeros, “gas del bueno”, armas de fuego, y demás artilugios violentos, no esperábamos
menos para una invasión extranjera en nuestro territorio, como ya ellos lo
habían mencionado en ocasiones, hasta el punto de instalar baterías antiaéreas
en barriadas de la capital. Sin embargo, también asombra la delicadeza con que
los representantes de la diplomacia han manejado el tema, hablando con los
vecinos para que aboguen a su favor, o utilizando medios de comunicación
internos para vociferar consignas mal diseñadas y mostrar una bravuconada sin
acción. Lo cierto es que la valiente Fuerza Armada Nacional Bolivariana no ha
escuchado el “¡Adelante!” de su Comandante en Jefe, ni tampoco imagino que
estén preparándose para actuar si lo escuchan.
Así es como una vez más esta pantomima de
gobierno se burla del pueblo, acumulando retórica de soberanía y patria, pero
ante un hecho real y en desarrollo, se esconde en la diplomacia. ¿Cuál es la
función de la FANB entonces? Resulta totalmente incongruente la monstruosa suma
de dinero que el difunto y el heredero han derrochado en armamento y honores en
metálico a los efectivos de la gloriosa Fuerza Armada, parece ser que ésta es
útil sólo para combatir al peligroso estudiante que protesta porque no ve
futuro en su país, o al antipatriota disidente que expresa su descontento con
tamaño desastre de gestión del gobierno, y con seguridad también es útil para
los ataques de los molinos de viento pitiyanquis.
Y es que lejos de querer un enfrentamiento
bélico con un país vecino, la invitación
es a mantener la misma línea en discurso y acción, o utiliza la diplomacia con
que está tratando el tema del Esequibo para los temas internos, desarrollando
planes en lo económico con los sectores productivos, asistiendo a debates
políticos en eventos electorales, escuchando el descontento del pueblo que
quieren excluir, etc., o utiliza la fuerza en la invasión a nuestro territorio,
a nuestra soberanía y a nuestros recursos como lo hacen a diario con millones
de venezolanos que vivimos en un país destruido por la peor gestión
gubernamental jamás vista en la historia de Latinoamérica.
Esperaremos a ver cuál es el resultado en la
defensa de la Soberanía y Patria que tanto han desgastado. No nos extrañemos si
en medio de su ignorancia y sus habituales errores gramaticales, el ocupante de
la silla comente en una de sus inútiles alocuciones diga que sigue en la
disputa de “ese tal quibo”, refiriéndose a nuestra Guayana Esequiba.