martes, 30 de septiembre de 2014

Te veo en la calle

La calle. Por mucho que lo repito para sentirlo normal, sigue sonando rebelde, a sinónimo de beligerancia, pues los actores políticos se han encargado de satanizarla para que el pueblo no proteste. En el cincuenta y ocho, los estudiantes protagonizaron una lucha contra la dictadura Pérez Jimenista, que aunque cruel, representó el modelo más próspero en infraestructura del que haya gozado Venezuela en su historia, tanto así, que muchas de las carreteras, universidades, hospitales y otras edificaciones públicas de las que hacemos uso hoy, datan de dicha época.
            Años después, países que habían resultado destino migratorio para europeos en la postguerra, sufrieron el nacimiento de bandas rebeldes que cambiaron la protesta por la violencia, y transformaron así la rebeldía civil en guerrillas que han acabado con familias y sociedades por años. Sendero luminoso, FARC, ELN, ETA, FBL, representan algunos de estos grupos que basados en la violencia han cambiado el significado de la protesta y lo han llevado al término del terror con acciones de secuestro y asesinatos como método de trabajo, y al tráfico de drogas como sustento.
            El extremo de la protesta lo vemos en la actualidad, con los grupos islamistas que de manera grotesca, están acabando con las vidas de inocentes en pro de una interpretación religiosa. ¿A dónde llegaremos entonces?
            En Venezuela, los mismos que han hecho de la protesta violenta un símbolo clave en sus métodos, han llevado hoy a la protesta pacífica al margen de la ley. No suena cónsono escuchar a un gobernante celebrar positivamente un golpe militar con decenas de víctimas fatales inocentes, y luego escuchar al mismo individuo hablar de terrorismo por parte de estudiantes desarmados que salen a la calle a protestar con pitos y banderas, y aun así haya quien lo aplauda. Pero así es el fanatismo, ciega a los pobres de criterio para que vayan tras la zanahoria que jamás alcanzarán, cual asno de carga.
            A pesar de tales acusaciones, muchos hemos mantenido nuestra protesta pacífica, con el fin de expresar nuestro descontento por las políticas tan enormemente erradas que nos han conducido al caos económico y a la debacle social con una inflación acumulada que ya cuenta cuatro cifras para los quince años de anti-evolución, y una sociedad dividida producto del odio y resentimiento con que se les escucha hablar del bando disidente a los gobernantes. Poco a poco el cerco impuesto para anular estas protestas es mayor. Necesidad de permisos burocráticos para poder realizar cualquier acto de protesta en calle, represión desmedida por parte de autoridades policiales y militares, blackout informativo, y un sinfín de abusos autoritarios en estos eventos, que buscan minimizar la protesta en busca de su desaparición.
            El once de Abril de Dos mil dos lo han convertido en el símbolo de su victimización, con señalamientos temerarios que han quedado abiertamente en duda. Sin embargo, quienes vimos el evento por televisión en el interior del país, desapercibimos el incumplimiento de la ley por parte de las televisoras, lo que pudimos apreciar perfectamente fue una multitud cercana a los dos millones de personas sólo en Caracas rogando a gritos, con consignas y pancartas el fin de tan nefasto proceso destructivo que ya vivíamos entonces, también vimos a un grupo de pistoleros ubicados en Puente Llaguno que acabaron con la paz de ese día, y por último, a un gobierno queriendo esconder la realidad de los hechos con una cadena de radio y televisión como venda para los ojos de quienes no estábamos en el lugar, y aun hoy, manipulan los hechos de hace doce años para relacionar la protesta con terrorismo.
Desde aquel día, prohibieron la transmisión aérea televisada, diseñaron la polémica Ley Resorte, intensificaron el choque pueblo contra pueblo en estos eventos, y han señalado como terrorista a todo aquel que manifieste descontento por la situación política, económica y/o social vivida actualmente, que a todas luces está en el punto más bajo de su deterioro. El deterioro ha sido tal, que el gobierno actual tiene la inflación acumulada más alta de la historia, amén de la devaluación de la moneda, desabastecimiento titánico de casi todos los productos de la cesta básica, los sectores productivos en su peor momento, persecución política desmedida y un lenguaje tan violento que con el sólo uso del mismo puede destruir sociedades enteras.
Si decidimos seguir viviendo en democracia, es necesario e imperativo que recuperemos la protesta pacífica, llenemos las calles de civiles que argumentemos nuestro descontento con las políticas erradas, pero sin violencia. Caer en el juego de quienes utilizan el terror como método es convertirse en uno más de ellos, por lo que se hace menester desarrollar dicha protesta en un ambiente que ellos no conocen, en el de la paz.

martes, 16 de septiembre de 2014

Dedo blanco vs rojo

Dedo blanco vs rojo

Durante el proceso destructivo que ha vivido nuestra patria las últimas dos décadas, desde ese mismo momento en que un pueblo aturdido de corrupción atendió al llamado con cantos de sirena de un soldado que atentó contra la vida del entonces Presidente de la República y cobró la de decenas de venezolanos inocentes que se atravesaron en su camino de odio, resentimiento y vandalismo, hemos visto tamaño cantidad de burlas hacia ese mismo pueblo somnoliento por los mismos cantos de sirena repetidos hasta el cansancio, y también hacia quienes hemos disentido siempre de semejante atrocidad que supone el hecho de nombrar un homicida como Presidente de la República. 
Comenzamos a ver por esos tiempos nombres nuevos de la clase trabajadora en puestos de relevancia para la vida política nacional, y a muchos les gustó, porque a según, el venir de los tuétanos de los barrios ayudaría a elevar la voz del pueblo a los mandatarios. Error. Todos nos forjamos a pulso nuestro camino, y la preparación (profesional, intelectual y/o experimental) es básica para lograr un buen desempeño en la labor. Se necesitan dos dedos de frente para entender el error garrafal que deriva en costo económico y social multimillonario el colocar personajes sin preparación en puestos claves para las decisiones macroeconómicas del país, y lo podemos apreciar viendo que para lo único que han elevado la voz estos personajes en Venezuela, es para abusar del poder y para sonar agradables al oído del elector, inocente portador del dedo blanco que arriesga hasta su vida a diario en las calles teñidas de sangre, en las colas de alimentos que no producimos, o en las emergencias hospitalarias desprovistas de insumos pero supuestamente llenas de patria. Un dedo blanco que ha sido escondido los días de actividad electoral por temor a las represalias violentas, incluso a perder la vida porque ya nos resulta cotidiano ver como la intolerancia se convirtió en justificativo para quitar una vida. El gran dedo blanco que se hace útil en los procesos de votación, tan útil que muchas veces va vigilado por algún representante de otro dedo, el dedo rojo. 
En Enero de 2007 nos resultó una gracia el nombramiento de Jorge Rodríguez como Vicepresidente Ejecutivo de la república, viniendo directamente de la presidencia del consejo nacional electoral, órgano independiente de la otrora democracia venezolana. En aquella oportunidad, muchos consideramos que dicho nombramiento fue a todas luces el premio a la manipulación del organismo electoral para el mantenimiento del caudillo sobre la silla, y allí se vio cómo el dedo rojo pasó sobre el blanco sin consecuencias mayores. 
Se fue haciendo cada vez más fácil, y el dedo blanco eligió a Antonio Ledezma como alcalde metropolitano, para luego el dedo rojo nombrar a Jacqueline Faría como jefe de gobierno del Distrito Capital, burlando y anulando el "Poder Popular" y otorgando a la fuerza el poder que el dedo blanco ya había otorgado a otro individuo. La misma Sra. Faría declaró entonces en su habitual tono de burla que "los dedos de Chávez son los dedos del pueblo, sus dedos quieren lo mejor para Caracas" frente a decenas de ciudadanos y a medios como el diario El Universal, que lo reseñó el 17 de Abril de 2009. He ahí el dedo rojo. 
Se convirtió en cotidiano ver a familiares de los portadores del dedo rojo en cargos de asignación directa, y otros también en cargos de elección popular, de manera que los miembros de una familia del montón pasaron de la noche a la mañana a merecer el privilegio y la responsabilidad de manejar finanzas, administraciones y decisiones que afectarían a treinta millones de venezolanos. 
Hoy ya no sorprende ver a personajes totalmente ajenos a la vida profesional en cargos de relevancia política y administrativa, vemos ministros que lograron popularidad por su participación en canciones de música urbana, y eso les da el conocimiento suficiente para dirigir un ministerio, vemos entidades creadas por el dedo rojo como premio de consolación para ex candidatos a alcaldías y gobernaciones donde el dedo blanco les dijo "No", y más sin sentido aún, los hijos de los mandatarios ahora gozan de conocimiento en la sangre, pues su linaje los hace todos unos expertos para llevar a cabo funciones que en cualquier país del mundo requeriría al menos treinta años entre estudios y experiencia.
¿Por qué la ley no permite a menores de edad manejar vehículos en las calles?, ¿Por qué existen especializaciones profesionales desde las escuelas catedralicias del siglo VI D.C.?, ¿Por qué los países con mejores índices de desarrollo tiene como gobernantes administradores capacitados, y no líderes populares?, Por la misma razón: porque la historia misma ha demostrado que la capacidad proviene del conocimiento y la experiencia adquirida, y este conocimiento es la única vía para el logro de objetivos.
Nuestra brújula nos abandonó años atrás, o nosotros la abandonamos a ella. Debemos aceptar nuestra responsabilidad en los hechos, pues mientras existan ciudadanos que permitan se les coaccione el uso de su dedo blanco para elegir profesionales capaces en áreas tan primordiales de la economía, y mientras permitamos que el dedo rojo se fortalezca asignando cargos, alimentando la incompetencia y encarcelando a la disidencia, no saldremos del hoyo que hemos ido cavando en esta década y media. Es cierto que el noble suelo venezolano nos permitiría seguir cavando más profundo nuestro foso, pero la alerta en que se mantiene el dedo rojo es porque el pueblo despertó, y ha decidido salir del mismo de una manera muy distinta a la que ellos trabajan, de manera pacífica aunque activa, con cerca de cincuenta protestas diariamente en el país, y una juventud que entiende que nuestro futuro será convertirnos en el estado continental de la isla de la felicidad si no salimos de este régimen.

J.K. Kennedy dijo: "El hombre ha de fijar un final para la guerra. Si no, la guerra fijará un final para el hombre.", y es el turno de Venezuela, si no fijamos un final para el régimen, su incapacidad ya está fijando el final para Venezuela.

lunes, 28 de abril de 2014

Quince años de sueño y ochenta días de despertar

Pasan los días y se suma al pueblo libertario más fuerza, más razones, más razón, mientras se le resta más el miedo, la indiferencia y en muchos casos lo que llaman lealtad al comandante. Sin embargo no ha sido suficiente, tomamos bocanadas de aire para seguir cuándo leemos de la lucha constante que el pueblo ucraniano ha librado contra su régimen, al igual que quienes ahora se resisten a un inminente cambio intentan agarrar fuerza al ver como Al Assad resiste y mata, sin gobernar, ni mucho menos liderar. La puja deja de ser desigual cuando la fuerza y la razón están en cada extremo de una especie de vara de funámbulo que sostiene a Venezuela sobre esta tambaleante cuerda floja, pues a pesar del exorbitante derroche del erario, las innumerables denuncias por violaciones de derechos humanos, el descarado manejo central de las instituciones, la persecución a vox populi de disidentes, la multiplicación de la pobreza, y tantos pero tantos miles de flagelos que se han convertido en método de gobierno mal llamado socialismo del siglo XXI, el régimen resiste gracias al noble y muy rico suelo venezolano que les da sin
ellos tener que producir. He ahí el centro de la protesta, que la riqueza de nuestro suelo no sea utilizada para levantar una economía productiva sino tristemente sea utilizada como una joya barata a ser empeñada por efectivo para gastarlo al instante en arepas rellenas de hambre, armas de fuego promotoras de paz y conciencias baratas en el mercado de presidentes vecinos con el único propósito de alimentar un modelo fracasado históricamente.


Para hablar de cifras ya pasamos los ochenta días de protesta continua, y solo en ese período de tiempo, cuarenta y dos venezolanos han sido asesinados en dichas protestas, cientos asesinados fuera de ellas que al parecer no cuentan porque es parte del día a día, en cerca de sesenta por ciento se ha disparado la inflación, setecientos cuarenta por ciento nos han devaluado la moneda, más de dos mil ciudadanos han sido detenidos por manifestar, van cerca de cincuenta casos confirmados de tortura, y la "Comunidad Internacional" en su mayoría vota a favor del silencio, es decir, a favor de todas las cifras mencionadas; Que mal se ve el mundo desde aquí, que mal nos ven desde afuera con indolente interés. Lo irónico es que éstas carencias de sentido filantrópico entre nuestros vecinos se convierten en razones para mantener la protesta, pues observamos cómo se han creado organizaciones para el desarrollo social y económico de las naciones miembros, pero en la práctica la mayoría de los miembros las utilizan sólo como mecanismos de apoyo político para los gobiernos, tal es el caso del Alba, Celac, Petrocaribe, OEA, y lamentablemente se vislumbra el mismo destino para el Mercosur.


Se transforma en trastorno estomacal ver la idolatría de mandatarios latinoamericanos al convaleciente Sr. Castro, el longevo dictador que ha sumido al noble pueblo cubano en un mundo paralelo de atraso, pobreza, miseria, persecución al pensamiento plural y odio al mundo externo, culpando a otros países de sus propios males y evadiendo toda responsabilidad por no haber alcanzado nunca la independencia económica, el progreso, la libertad y el desarrollo que es a todas luces lo que el pueblo necesita. Para basar esto en hechos, comparemos el bloqueo de Cuba con el bloqueo autoimpuesto por Japón para su recuperación, y a la vista de todos están los resultados de lo que es un modelo productivo, incluyente, y de verdadero desarrollo endógeno. Así estamos por casa, evadiendo toda responsabilidad y culpando a entes externos hasta de los males que aún no admite el régimen. Todavía osan decir que quienes los adversamos somos burgueses, que ignorancia tan pobremente infundada. Estados Unidos nos tiende la mano mencionando en el congreso posibles sanciones para los bienes y fortunas de los funcionarios venezolanos, y sería justo al menos conocer la proveniencia de esos bienes, porque tenemos más de diez años con un control de divisas que hace imposible para un ciudadano corriente adquirir bienes en otro país donde no se habita, y viniendo ellos de la clase trabajadora como dicen ser, sería motivo de investigación saber de dónde salen las divisas para dichas inversiones. Caso contrario sucede con el joven estudiante que protesta en la calle por ver un futuro pobre a pesar de cursar una carrera universitaria, porque de nada servirá el título si no se inscribe en el partido de gobierno, viendo como el sector privado es cada día más diminuto, y el público se adueña de lo poco productivo que queda para convertirlo en destructivo, manteniendo en la nómina a cualquier seguidor de la mentira, que ayude a alcanzar la cada día más notable dependencia gubernamental.


En ese círculo vicioso de Promesas - Fracasos - Evasión de responsabilidad - Persecución - Promesas, vive el gobierno, y sobrevive el pueblo, a quien sólo lo alimenta el odio subsidiado por el régimen porque ni los alimentos están llegando a ellos ya, es decir, la mayoría cae en el juego que cayeron los cubanos hace cincuenta años, y las nuevas decisiones gubernamentales en cuanto a control inconstitucional de instituciones, adoctrinamiento escolar, represión social y destrucción económica confirman que el rumbo de Venezuela va directo hacia el tan anhelado fracaso caribeño.

viernes, 18 de abril de 2014

Carta abierta a Nicolás Maduro

Carta abierta a Nicolás Maduro
  
Señor Maduro:

Que su incapacidad no sea motivo de terquedad.

Decido comenzar de esta manera con el fin de hacerle abrir un mundo de posibilidades a las que usted mismo se ha negado llámese por capricho, orgullo, ansias de poder, negligencia o cualquier otro motivo que no va más allá de la terquedad. Soy un ciudadano venezolano como usted dice ser y como millones podemos demostrarlo fácilmente, cosa que usted no ha hecho. 

Nací y vivo en la revolucionada pero siempre bella San Cristóbal, ciudad en la que usted no se ha arriesgado si quiera a convocar una concentración en su apoyo, pero que ataca sin escuchar las peticiones del pueblo, porque al igual que su predecesor, notablemente nunca ha sido del agrado de la mayoría en este municipio olvidado por los “Políticos”. Las razones de dicho desagrado no serán desarrolladas en esta misiva, ya usted bien las conoce, pero es importante hacerle saber que a pesar del desacuerdo, lo reconocemos como la persona a quien el organismo encargado le dio el título de Presidente de la República; y es precisamente por esa razón que trato de llegar a usted directamente, y no a otros personajes a quienes por rumores (Fuertes rumores, o fuertísimos e innumerables rumores mejor dicho), deberíamos hacer llegar cualquier manifestación para que tomen decisiones en el rumbo del país.

Allí mismo comienza desde mi humilde punto de vista su incapacidad. Y para no pecar de ofensivo, he decidido citar la definición de la palabra según la Real Academia de la lengua Española:

 Incapacidad.
(Del lat. incapacĭtas, -ātis).
1. f. Falta de capacidad para hacer, recibir o aprender algo.
2. f. Falta de entendimiento o inteligencia.
3. f. Falta de preparación, o de medios para realizar un acto.
4. f. Estado transitorio o permanente de una persona que, por accidente o enfermedad, queda mermada en su capacidad laboral.
5. f. Der. Carencia de aptitud legal para ejecutar válidamente determinados actos, o para ejercer determinados cargos públicos.
~ laboral.
1. f. Der. Situación de enfermedad o de padecimiento físico o psíquico que impide a una persona, de manera transitoria o definitiva, realizar una actividad profesional y que normalmente da derecho a una prestación de la seguridad social.
Fuente: http://lema.rae.es/drae/?val=incapacidad

Con el concepto claro, continúo. Pues sus dotes demostradas en gestión abarcan ampliamente el concepto descrito. No tiene usted la mínima capacidad para tamaño responsabilidad que implica ser Presidente de una Nación. Como es vagamente conocido, su experiencia en el área laboral consta de aproximadamente siete años como conductor en la empresa Metro de Caracas, donde su gloria estuvo en formar parte del Sindicato de trabajadores, asignación que lo hizo llegar a la directiva de la organización, es decir, que un puesto de liderazgo para elevar la voz obrera, fue (según usted y los que votaron por usted en el '99) suficiente mérito para participar en el diseño del máximo instrumento legal que rige la República. Ingenua decisión, aunque esperada, recordando que meses antes el mismo pueblo había elegido un golpista fracasado como presidente. Sin embargo, esa misma incapacidad, que obligatoriamente lo fue llenando de materia política, se convirtió en su mejor bastón de ascenso a la cumbre, pues es notable que sus únicos estudios (los marxistas), realizados en Cuba le facilitaron la cercanía a los hermanos Castro, a quienes hoy usted idolatra abiertamente, y que han fungido como sus mentores para suceder a Hugo Chávez porque al parecer usted sólo no habría tenido la capacidad.

Su historia completa no se la voy a contar, porque además de tantos capítulos oscuros que desconocemos, tampoco creo que sea tan incapaz como para no recordarla; sería redundar hablar de sus injerencias en Paraguay que concluyo en su calificación de persona "Non Grata", sus negociaciones turbias con China para el fondo multimillonario que no alcanza hoy para recuperar la economía, las compras de armas a Rusia que han dado tanto de que hablar en materia de corrupción y miles de casos que si bien no podemos afirmar porque sería difamar al protegido, han sido foco de "Rumores" que empañan hasta el hastío la imagen de demócrata justo que tanto quiere hacernos creer en sus nuevas alocuciones obligadas, que por cierto, muy pocos ven porque la mayoría estamos en la calle protestando. Ni hablar de la FANB, que se ha doblegado humillando la otrora respetable institución castrense ante un simple partido político, y que por ende usted no es capaz de dirigir como comandante en jefe porque ya lo hacen los dirigentes del partido.

Qué vergüenza siento de tener un mandatario que en lugar de demostrar al oponente la  transparencia de su victoria electoral, se mofa de los que disentimos para desviar la atención de los que queremos que se cuenten los votos, de los que queremos elecciones manuales porque no confiamos en la señora Lucena que luce sin pudor el brazalete del 4F, de los que pedimos ver y autentificar su acta de nacimiento, y eso Sr. Maduro demuestra según el punto tres del concepto, que usted no tiene la capacidad para demostrar su legitimidad. Muy diferente a la "Legalidad" de la que goza, pues la ley en este país es una bola de plastilina con la que juegan en Cuba, pero la legitimidad se la da la confianza que no ha podido ganarse y que difícilmente alcanzará mientras siga actuando como un dictadorzuelo de cuarta.

Por el hecho de haber estado estos quince años adversando las decisiones y políticas del régimen al que usted pertenece, he llegado a pensar en momentos que es probable que yo no esté en lo correcto, pero basta ver cinco minutos de su mal léxico atiborrado de frases recién estudiadas, o sus bailes de salsa en cadena nacional mientras sus bandas criminales llenan de sangre las calles de Venezuela, o simplemente salir a la calle y ver el estado de las vías terrestres, de los hospitales, de las escuelas, los anaqueles vacíos, el éxodo de valioso talento humano, la sobrecargada página de sucesos en los diarios, entre miles de flagelos más que usted no ha sido capaz de eliminar desde el poder.

Sr. Maduro, su incapacidad es tal, que con el precio del barril de petróleo y las reservas que tiene nuestro país, es para que los negocios con otros países se hicieran en Bolívares, pero bien sabemos que el único Bolívar fuerte que ha existido, murió hace más de ciento ochenta años y tristemente ha sido utilizado, y hasta sus restos profanados por simple capricho de uno de sus tantos amos. 

No puedo dejar de señalarlo por la persecución y encarcelamiento de disidentes, que demuestra su incapacidad de enfrentarlos en el terreno público, en un debate de altura ante medios libres y democráticos, porque eso sería sacarlo de su terreno totalitario y nuevamente su incapacidad de superarlos lo dejaría en evidencia. Ahí está nuestro Alcalde Daniel Ceballos, preso por levantar su voz, que es la voz de más de las dos terceras partes de los sancristobalenses, pero usted no tiene la capacidad de entender el significado de una victoria electoral propia, visto en como muestra con orgullo donde el expresidente muerto ruega a la gente que le de su voto, y a pesar de ello, y de recurrir a las trampas del voto asistido y otras que no podemos afirmar, apenas le alcanzo para ganar mediocremente con un cincuenta por ciento.


Me gustaría creer que tiene la capacidad de entender que un padre hablando de comida no llena la barriga de sus hijos, ni un empresario hablando de productividad mejora la vida del obrero, o un Presidente hablando de paz no detiene las muertes por falta de ella, son las acciones las que logran los cambios. Tampoco pretendo hacerlo entrar en razón con esta carta, porque con la debacle económica, social y política que vivimos, el hecho de escucharlo decir que todo está bien, habla de su falta de razón, y de capacidad. Lo que pretendo es hacerle llegar mi sentimiento que aunque sé es compartido por muchos, para un gobernante debería ser motivo de preocupación que al menos uno de los ciudadanos no reconozca su gestión por sus incitaciones a violar los derechos fundamentales de la población, por disfrutar la lucha a muerte del pueblo con sus propios familiares, por hacerse la vista gorda ante esta brutal carnicería que se vive en las calles. Tiene usted todavía la oportunidad de recapacitar y reivindicarse ante la historia, transparentando las manchas dejadas por su régimen permitiendo una investigación a todos los hechos de corrupción y pagando con justicia sincera lo que se dicte, o si bien prefiere, siga usted tomando las decisiones que crea convenientes, o peor aún, cumpla las órdenes de otros entes de los que no se sienta capaz de contradecir, que la propia historia y la justicia divina se encargarán de devolver la verdadera paz a Venezuela.

jueves, 27 de febrero de 2014

Comunidad o Complicidad Internacional?

Eran cerca de las cinco de la tarde de un Martes a comienzos del dos mil diez. La ciudad de Puerto Príncipe después de unas Navidades alegres como cada uno de sus habitantes,  había entrado de nuevo en su cotidiana pobreza (económicamente hablando), en la búsqueda del alimento de las crías que lloraban de hambre sin ser escuchados por quien pudiera tenderles una mano, pues seguían en el rincón del olvido de sus vecinos latinoamericanos; no muy diferente a como sucede en cualquier vecindario, dónde la mayoría advierten cada movimiento del vecino rico y ni siquiera recuerdan la existencia del pobre de la cuadra.
El llanto de las criaturas calló por unos instantes eternos, en que el suelo bajo sus pies decidió sacudirse la pereza y gritarle al mundo que Haití estaba allí, pero de una manera trágica y muy triste. Según información del entonces primer ministro Jean-Max Bellerive en el primer aniversario del sismo, trescientas dieciséis mil personas perdieron la vida en la tragedia, más del tres por ciento de la población del pequeño país caribeño. Inmediatamente la "Comunidad Internacional" levantó su voz y sus aviones para hacer llegar medicinas y alimentos entre tantos insumos para dar aporte a la recuperación de la basta destrucción que se vivía allí. El culpable de aquel evento: la naturaleza. Nadie a quién señalar, nadie a quien juzgar, nadie a quien detractar. Se hizo fácil reunir para hacer llegar a la brevedad de horas dinero, insumos, tropas, medicinas, y los muy predecibles discursos filantrópicos de los mandatarios mediáticos del mundo.
Desde ya aclaro que no quiero con esto decir que hay algo errado en estas expresiones de apoyo, sino que para efectos de esta nota, hablo sólo de lo fácil que se hizo enviarlas, debido a la falta de un personaje culpable del desastre que pudiera repudiar estas acciones "Humanitarias". En los casos de desastres naturales no habrá tirano que critique estas ayudas vitales para la reconstrucción, y aún más en el caso del vecino pobre de la cuadra, que cualquier ayuda será valorada y por tanto el heroísmo será más protagonista que la víctima misma.
Entonces, ¿Por qué la misma "Comunidad Internacional" no se ha pronunciado ante semejante tragedia que vive el estado venezolano desde hace ya quince años con casi doscientas mil víctimas fatales de la violencia? Entiendo que una nación en plena soberanía tiene la potestad de manejar sus cifras económicas y políticas a la manera que su pueblo lo permita, pero en el ámbito social, existen normas del derecho internacional que han sido firmadas en acuerdos donde Venezuela se ha suscrito como estado democrático que todavía dice ser. Y es que estamos hablando del mismo ejemplo de los hermanos haitianos, muertes trágicas por cientos de miles, un estado incapaz de dar solución, y una comunidad vecina alrededor aparentemente dispuesta a ayudar. ¿Qué hace la diferencia? Según la visión de quien escribe, la única diferencia notoria es la presencia de un culpable, alguien a quien señalar y a quien juzgar por la responsabilidad de estos actos fatales, alguien que puede (y lo ha hecho) agredir a algún vecino que intente levantar su voz para ofrecer ayuda a la catástrofe nada natural que acecha a los venezolanos.
Hace un par de días leía una entrevista a un destacado analista político, donde nos daba razones de peso para que personajes de la política latinoamericana no se pronunciaran ante los más que atropellos, crímenes de lesa humanidad que están ocurriendo actualmente en Venezuela. No resultaban más que intereses personales y totalmente egoístas de mandatarios que evitan un escándalo, o que apuestan a su "hoy por ti, mañana por mi", o simplemente un resguardo a intereses económicos. De allí, que como ciudadano venezolano, clamo al mundo por una acción, una palabra, un gesto de hermandad, que cuando el tirano lo critique, será una muestra de que fue una buena acción, y la buena voluntad será más protagonista que el heroísmo, dejando a un lado el egoísmo, y convirtiendo la región en una verdadera comunidad.

lunes, 24 de febrero de 2014

¿Quién dijo que lo que necesitamos es un líder?

            ¿De qué ha servido un líder para mejorar los temas económicos, sociales y políticos del país? Me parece que está a la vista de cualquiera que se haga llamar venezolano que no es precisamente lo que necesitamos. Oficialista o detractor, militar o civil, joven o adulto, hombre o mujer, científico o empírico, gocho u oriental; sabe que un personaje a seguir no es exactamente lo que solucionará el problema innegable que hunde a la sociedad venezolana. Si fuera esa la solución, la Venezuela de hoy mostraría índices de desarrollo crecientes y un mínimo de oposición ya que liderazgo es lo que ha sobrado durante el “Chavismo”.
            Es muy cierto que el bateador designado por el nuevo participante de la Serie del Caribe está fallo de esta habilidad, pero es sólo una más de las carencias que tiene el personaje para manejar un Estado, no ha podido controlar el ascenso exponencial de la inflación, aun manteniendo los precios del barril de petróleo en sus máximos históricos; después de decenas de planes contra la inseguridad intentados, el flagelo continúa cada vez con mayor agudeza; y su “falta de liderazgo” ha llenado su entorno de rumores negativos respecto a la poca autoridad que ejerce sobre los brazos políticos del régimen.
            Hablo del tema en un momento como éste, puesto que los estudiantes como propulsores del estallido social que mañana cumple tres semanas, no están a la espera de un líder para mantener sus peticiones, de allí que no causan efecto alguno las críticas destructivas a Henrique Capriles, ni calmó las calles el encarcelamiento ilegal de Leopoldo López, o mucho menos frenan al pueblo las amenazas a María Corina Machado, Henry Falcón, o al nuevo héroe el General Angel Vivas; para infortunio del régimen, todo esto se convierte en razones adicionales para continuar pidiendo el fin de un intento mil veces fracasado de dictadura.
            El líder de esta causa no es más que cada uno de los que estamos en contra de la opresión, del desabastecimiento (que venga del acaparamiento o de la paralización de la producción, sigue siendo mal control del estado), de la inflación que ataca a todo el que maneja el golpeado Bolívar como instrumento monetario, de las balas que no preguntan a qué partido político perteneces antes de entrar en tu cuerpo, de los que estamos en contra de una educación adoctrinada con una historia reescrita y resaltada sobre las ciencias que ayudan en el desarrollo de una nación. Los únicos que no son líderes aquí, son los homicidas (Intelectuales y materiales) que bajo el cobijo de la ley teñida de rojo sangre, fungen de amos quitando vidas sin remordimiento para eliminar la amenaza ciudadana que clama por un país mejor, ese del que nos alejamos cada día más.
            Los hechos mismos nos están enseñando nuestros errores electorales del pasado, como invité en mi nota “Voto por él porque sí!”, nuestra cultura electoral debe ser redirigida a evaluar al administrador de recursos, al diplomático aventajado, al analista financiero, y muy importante, al filántropo nacionalista. El día que busquemos estas características en un gobernante y dejemos de buscar al “Líder”, Venezuela será otra.

sábado, 22 de febrero de 2014

Dictadura

         Recuerdo bien el comienzo de toda esta pesadilla, a pesar de haber pasado ya casi 17 años de aquel anuncio; yo contaba apenas 15 años, era estudiante de bachillerato, y hasta entonces no tomaba muy en serio el tema político, pues no sentía que afectara nuestro día a día. No habíamos vivido situaciones difíciles, sin embargo, comenzaba a entender cómo las decisiones de los gobernantes afectaban la macroeconomía y el tema de inversión en infraestructura, ramo en el cual mi papá ha sido empleado desde que obtuvo su grado de Ingeniero Civil en 1975. En aquel anuncio, un hombre que fue portada por un día, por haber dirigido un Golpe de Estado confeso (aunque fallido), donde asesinaron decenas de venezolanos trabajadores e inocentes, recibía un indulto presidencial para salir de prisión sin haber cumplido si quiera la mitad de su condena por los delitos cometidos. El noble pueblo venezolano no atendió el peligro de aquel anuncio, que luego se transformó en una candidatura presidencial apoyada por la mayoría de la población, identificada con el populismo de aquel hombre que salió de la clase trabajadora, hablando el mismo léxico del ciudadano de a pie, y contando sus anécdotas sabaneras en las alocuciones que anteriormente acostumbrábamos escuchar con discursos diseñados con sutil cuidado verbal.
            No tardó en salir la retórica de estudiosos de la política de aquella época, explicando el por qué sería un grave error aupar aquella candidatura de un personaje tan manchado y que proyectaba un comunismo impensable en la poderosa y rica Venezuela. Pero ya era muy tarde, el pueblo en su nobleza había cumplido el ciclo de la bonanza económica y mostraba signos de cansancio por la corrupción que alimentaba por debajo de la mesa los intereses personales de quienes gobernaban. Estas advertencias (algunas no escuchadas, y otras no creíbles), hablaban de planes de represión a una inminente oposición política, de destrucción del aparato productivo nacional, de cercanía ideológica con países comunistas, de controles administrativos de divisas, de una evolutiva división social, de controles  gubernamentales para la distribución de alimentos e insumos de la cesta básica, de silenciar los medios de comunicación, de ruptura en relaciones comerciales con países desarrollados y demócratas, entre muchas otras advertencias que imaginábamos imposibles y hoy leemos en este recuento lamentándonos de haberlo permitido.
            Luego de ver los ataques represivos de estos últimos días, no entendemos cómo llegamos aquí. Hemos pasado 15 de los 15 años del “Socialismo del Siglo XXI” manifestando descontento, mientras los afectos al régimen radicalizan su defensa con armas suministradas por el mismo régimen, quien les cubre sus actos de corte fascista (Pues sólo ejerce el fascismo quien tiene el poder), acobijándolos con la benevolencia de un estado dueño de las instituciones que deben ser independientes, pero que reciben órdenes directas de personajes que un día fungen cómo jefes del poder Judicial, otro día como jefe del Ejecutivo, y otro como jefe del Legislativo, de manera tan pública que causa indignación en las víctimas de los hechos que ellos defienden.
            Cada día se hacen más fuertes y notorios estos flagelos, el gobierno persigue al inversionista y protege la economía informal, conoce las altas tasas de desempleo y hace convenios internacionales donde debe aceptar mano de obra extranjera en nuestro país, vemos en la calle colectivos armados bajo la venia del gobierno, funcionarios de la FANB compartiendo su vehículo motorizado con miembros de estos colectivos (portando armas de guerra), las diferentes fuerzas públicas reprimen manifestaciones pacíficas con armas de fuego, la mayoría de los medios de comunicación viven para publicitar al régimen, y los que no se han dejado comprar silencian con absoluta complicidad los abusos que suceden en las calles de todo el país, persecución y exclusión a quien expresa su descontento, ofensas y amenazas constantes de los gobernantes al pueblo disidente, y un millón de características básicas de una dictadura trasnochada que no han podido alcanzar en su totalidad en esta década y media de malas decisiones.
            Para los que somos demócratas de convicción, se nos hace obvio pensar que el salto dado en el rumbo de Venezuela ha sido hacia una dictadura Castro-comunista, tanto por la represión al pueblo, como por las malas decisiones administrativas que han quebrado abruptamente la economía nacional. Sin embargo, el término “Dictadura” también podría quedarse corto, si comparamos este desgobierno con la presidencia de Marcos Pérez Jiménez, donde la infraestructura vial, hospitalaria y educativa creció a tal escala que es de la que gozamos hoy en día, o con el régimen de Franco en España a quien sus filas militares no desobedecían sus decisiones por radicales que fueran, incluso, con la actual Bielorrusia de Lukashenko que en su autoritarismo brutal, ha desarrollado tecnología que ha vendido en una relación ganar-ganar a Venezuela, tomando en cuenta que dicho ganar-ganar es para Bielorrusia-Bielorrusia. Entonces en qué queda este régimen autoritario sin autoridad, pues públicamente es el presidente del partido político de turno quien da órdenes a instituciones, al alto mando militar, a gobernadores, sin mencionar los rumores de órdenes al propio “Dictador del siglo XXI”.


            Desde la lástima debo recomendar al “Dictador” que acepte su derrota, su derrota a sí mismo, pues aún tiene en duda su propia nacionalidad, su incapacidad para solventar los problemas del país dan fe de su derrota profesional, su obediencia a otras entidades (criollas y extranjeras) son prueba de su derrota política, y el pueblo entero en la calle no es más que la total derrota en su gestión. Suerte me queda desearle en sus futuras tareas de vida, pero acepte la derrota ya.

lunes, 17 de febrero de 2014

La cosa ¿estudiantil?

Es como una especie de estupor social, como un desagrado impotente con ahogo que eriza, lo que se siente al ver, oír, sentir y palpar lo que está sucediendo en nuestro País, y es que un gobierno puede convertirse en el bufón del pueblo cuando quiere tapar el sol con un dedo y esconder la realidad, viviendo en un mundo de fantasía.
El detalle importante es que más allá de hacer lo debido para convertirse en burla, causa gran daño ya que no es sólo el querer hacer ver al mundo que su gestión es la mejor, y que cuatro agitadores pretenden desestabilizar el régimen porque (según ellos) quieren una patria horrible. Hago énfasis en "Cuatro agitadores", ya que ha sido un término utilizado por voceros del régimen para referirse a los cientos de miles de venezolanos que apoyan la protesta pacífica de los estudiantes desde el 12 de febrero pasado, quienes han decidido esta alternativa porque sus ruegos no son escuchados, sus ruegos de una patria libre, donde puedan adquirir los productos de primera necesidad sin inconvenientes, y no sólo los de primera necesidad, sino también muchos otros que sean de su antojo, porque para eso se remunera el esfuerzo del trabajo, que es otro de sus clamores, un trabajo que cada día ven más difícil de obtener al salir de sus casas de estudio puesto que la economía productiva de Venezuela se va reduciendo cada día más, al punto de estar alcanzando la dependencia total del subsidio gubernamental. Nos ofrecieron una Patria independiente, que ahora importa más del 90% de lo que consume, una Patria libre, que ahora calla los medios de comunicación que no se han dejado comprar, una Patria Soberana, que tiene altos mandos militares de otros Países en nuestra Fuerza Armada, una Patria libre de pobreza, de corrupción, de contrabando, de miseria, de opresión, de monopolios; y basta levantar la cabeza para ver como la cúpula gubernamental son los jerarcas de estos flagelos. Entonces, ¿Cómo no van a protestar los estudiantes? Si el único futuro que ven, al imaginarse saliendo del Alma Mater, es el de cambiar su toga por un carnet de un partido político, que no les dará de comer, pero les permitirá entrar en la “macolla” que les hará creer que estarán bien, porque los demás están peor, o en el mejor de los casos, saldrán con la frente en alto a ejercer su carrera universitaria en un mercado laboral con una economía de puerto, devengando un salario insuficiente para pagar una renta, mucho menos para adquirir bienes propios, bienes cada día más escasos e inalcanzables por una inflación indetenible por un gobierno ineficiente, con la entrada de recursos jamás pensada en años anteriores, pero con un derroche descarado y desmedido que deriva en lo que estamos viviendo.
Se suma a todo esto la criminalización de la protesta, que aunque estipulada como legal en la carta magna venezolana, el señor que el CNE anunció como Presidente casi un año atrás, reprime con fuerzas prohibidas en un proceso democrático, maltratando ciudadanos, asediando estudiantes en Universidades autónomas y apresándolos con procedimientos fuera de los DDHH. Una razón de peso más para mantener la protesta.
Al final del día muchos preguntarán, ¿A dónde llegaremos con esto? Y sería absurdo hacerse la vista gorda respecto al sentido de la manifestación, pues ya no se trata de bandos políticos, se trata del ciudadano de a pie que está siendo afectado por una políticas económicas y sociales totalmente erradas, que históricamente no han funcionado en otros Países, y que en 15 años de intento han destruido la sociedad venezolana visiblemente. Es nuestro deber de esta manera levantar nuestra voz y nuestras manos, para sumarnos al descontento general por estos flagelos que en conjunto llevan en detrimento nuestro bienestar social, económico y moral. Basta de esperar que los estudiantes actúen por nosotros porque ellos son jóvenes, basta de sufrir en silencio las torturas indirectas de un régimen dictatorial heredado, basta de pasividad, vamos a la calle siendo lo que somos: Demócratas pacíficos buscando La Salida!