Luego de ver como desperdiciamos el
pasado 7 de Octubre, la oportunidad más valiosa que se nos había presentado
para cambiar el gobierno, y por ende, el rumbo político, económico y sobre todo
social de Venezuela, no queda sino la reflexión y el análisis para aprender de
los errores, ya que la tristeza y decepción normalmente se supera a los pocos
días.
Sin embargo, en el escenario
venezolano, no dejan de sorprender los acontecimientos que ocupan las portadas
del día a día político, y para nuestra desdicha, cada hecho vuelve a sumirnos
en esa tristeza y decepción, producto de la impotencia generada por el
secuestro de nuestra soberanía, de nuestras instituciones, de nuestra justicia,
en fin, de los pocos recursos que nos quedan para salir a flote.
Hoy vemos con total indolencia, como
se celebró hace una semana en la ciudad de La Habana, República de Cuba, una
reunión entre la alta cúpula del partido de gobierno venezolano y los dictadores
hegemónicos hermanos Castro. Me refiero a los venezolanos presentes como “Alta
cúpula del partido de gobierno”, porque me cuesta pensar que la reunión haya tenido
como objeto los temas binacionales públicos, deducción a la que llego por
varias razones:
·
No
publicaron una agenda de viaje ni mucho menos de la reunión al pueblo
venezolano.
·
No
publicaron tampoco los puntos tratados y conclusiones de dicha reunión.
·
No estuvo
presente ninguno de los cancilleres de los países (Quizás discutieron a quien
designar en Venezuela).
·
Desde el
punto de vista político/administrativo, me pregunto: ¿Qué acuerdo binacional
podrían negociar el Ex-Vicepresidente de la República, el Presidente de la
Asamblea Nacional, la Procuradora General de la República, el Ministro de
Energía y Petróleo, también Presidente de PDVSA, y el Gobernador de un estado con
el Presidente y Ex-Presidente Cubano?
·
¿Qué tema
respecto a la salud del Presidente venezolano, “Convaleciente” en la isla, debe
ser tratado entre estas partes, y no entre médicos y familiares del paciente?
Estas y otras razones, llevan a concluir tres posibles
contextos en los que estaría inmerso el encuentro en cuestión:
1.
La reunión
sería con fines partidistas. De ser así, estaríamos suponiendo que las bases
del Partido Socialista Unido de Venezuela, estarían siendo movidas hacia el
comunismo, puesto que los anfitriones son los líderes del partido de ésta
tendencia en su País.
2.
Fue una
simple reunión de amigos cercanos, sin fines políticos. Difícil de creer
sabiendo la poca estima entre los Castro y el Sr. Cabello.
3.
El objetivo
de la reunión fue dictar pautas que no quieren hacer del conocimiento pueblo
venezolano, y por ello la desinformación. Hecho que incurre en grave falta por
su naturaleza oscurantista.
Analizando estos posibles escenarios,
publico mi opinión al respecto. De ser el primero de los casos mencionados, los
fondos utilizados para el traslado de los miembros del PSUV debieron ser
propios, lo que ameritaría contraloría externa puesto que bien se supo que
viajaron en vuelos oficiales privados y cada uno por separado. Por otra parte,
hay mucha dirigencia del partido de gobierno que no estuvo allí presente, pero
sí estuvo la Sr. Cilia Flores que no está en dicha directiva. En fin, triste
para los miembros de este partido formado a punta de intimidación, obligación y
amedrentamiento, el supuesto de cambiar sus directrices sin al menos informar.
Qué pena por ellos.
Si consideramos que fue el segundo de
los casos propuestos lo que ameritó la reunión de estos personajes en la isla
Caribeña, igualmente aplicaría la contraloría y una averiguación por utilizar
fondos del estado y medios de transporte para fines meramente personales,
burlándose de un pueblo que cree en sus supuestas convicciones socialistas,
pero vimos al Sr. Maduro manejando un vehículo último modelo saliendo de un
hotel lujoso de la isla.
Ahora bien, el tercer caso
representaría la usurpación de soberanía más grande y confesa que se haya
vivido en Venezuela en su historia, pues no se podría dejar de considerar que
todas las decisiones políticas, económicas, administrativas e incluso sociales,
estén siendo tomadas por segundones afuera del país, o peor aún, que estos
segundones sólo estén tomando nota de lo que deben hacer, según indicaciones de
entes extranjeros. ¿Dónde quedaría el sonado rechazo al colonialismo?, ¿Cómo
osan mencionar una supuesta aversión a la participación extranjera en
decisiones meramente nacionales? De ser cierto esto, ¿Serían juzgados por
traición a la patria?
Estamos convertidos en cómplices
silentes del homicidio a la democracia venezolana, ya observamos al
protagonista de la novela llamada Socialismo del siglo XXI como un ser superior
e intocable, y olvidamos que aún cuando ha ganado las elecciones, somos
nosotros quienes decidimos si debe estar o no allí, repudiando los pensamientos
y las acciones de quienes pensamos diferente, dejando a un lado el respeto y amor
que profesa sólo en sus jornadas electorales. Si bien es cierto que las
diferencias ideológicas son comunes en todos los países del globo, también es
cierto que en las democracias del mundo, el oficialismo debe aprender más que a
vivir, a convivir con quienes lo adversen, que debe tomar las críticas para
mejorarse a sí mismo, porque los errores son admisibles en cualquier sistema,
por tanto, no puede pensar que sus pensamientos y creencias son la única
opción, siempre hay espacio para las diferencias; y los peores errores de quien
quiera mostrarse como demócrata, es no aceptar las críticas de sus
discrepantes, forzar y moldear normas y procedimientos (y leyes) a su
beneficio, y procurar el poder absoluto sobre las instituciones.
No es secreto que todos estos
principios han sido trasgredidos por el aún Presidente de turno y sus séquitos,
sin embargo, es nuestro deber retomar el protagonismo y moldear las acciones
del Jefe de Estado para el bien de los venezolanos, y no moldear las acciones
de los venezolanos para el bien del Jefe de Estado, o aún peor, por el
bienestar de personajes extranjeros a quienes algunos idolatran… Esa es la Dictadura.